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Foto del escritorAlvaro D. Campos

23 de noviembre de 2022

Ernest Hemingway se separa de su segunda esposa Pauline Pfeiffer, para casarse de nuevo con Martha Gellhorn a las tres semanas del divorcio. En el futuro Pauline, devota católica, encontraría el consuelo en numerosas relaciones lésbicas. El hijo de ambos, Gregory Hemingway, era obligado por su padre desde los 10 años a beber whisky diariamente “como todo un hombre”.


En 1995 Gregory cambia de sexo y pasa a llamarse Gloria Hemingway. El 2001 moriría en el Centro de Detención para Mujeres de Miami.

La literatura es una fiesta.


Escribo mucho. Corrijo, más bien tomo nota todo el día. En su mayoría nimiedades, chismes. Publico muy poco de aquello, pero incluso esto poco, es harto. El irónico Joubert da cuenta: escribir con facilidad genera la creencia de que se escribe bien. Falsedad absoluta.


Algo que refuerza lo anterior y es más insolente aún: creer que porque se escribe mucho y fácilmente se tiene el derecho a recibir cierta remuneración (económica o sentimental) por ello. Esto es aún más falso.


Se escribe fácil y mucho, y no por esto uno va a ser bueno ni merecer nada. Es lo primero que debe grabarse en nuestra interna subsecretaría de vanidad. Así, el escribir rebasa el talento, siempre externo y ajeno, muchas veces incómodo, y se transforma en función orgánica, cómoda e imperceptible de cualquier otro metabolismo. Metaboliteratura... Todos los órganos humanos son iguales, máquinas desoladas. Ignoran la vida que generan.

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