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No hay un antes ni un después y desde entonces ya nadie tiene toda la razón. Cuesta distinguir entre la tierra y el mapa que de ella hacemos. Lo dijo Heráclito al negarlo: el súbito desgarro de lo múltiple en lo único, el inmoral abrazo del delito y el perdón. Como las premisas están contenidas en la conclusión, así también la verdad está contenida en la mentira.
De sólo pensarlo me irrumpe una eufórica vergüenza.