Atlántida para la misericordia y la providencia
Notas sobre una investigación de la niñez en el Sename.
Parte 4
"La casa era una gran estructura de ladrillo rojo, de aspecto sombrío y desolado, con grandes ventanas con barras de hierro y una puerta principal sólida y pesada. Las paredes del interior estaban cubiertas de un papel sucio y descascarado, y el mobiliario era escaso y en mal estado. Los niños dormían en grandes habitaciones, en camas sin sábanas ni mantas, y la comida era escasa y de mala calidad. Los castigos eran frecuentes y brutales, y la disciplina era estricta y opresiva"
Oliver Twist, Charles Dickens, 1838.
Más allá de las columnas de Hércules
En toda experiencia infantil hay uno o varios paisajes. El paisaje se trata de formas, formas que estaban en Atlántida desde antes que los niños perdidos llegaran y que siguieron ahí después de su desaparición. Esas formas no han cambiado aún, viven sumergidas en algún sitio. Los cambios en el paisaje son lentos y dependen de muchos factores, por ejemplo, quizás pueda caer la casa principal en el terremoto del ‘85 o se cierre una parte de la isla porque se destinó a otra cosa o porque bruscamente cambió la administración.
Cuando Atlántida era administrado por SENAME se parecía bastante a lo que nos dice Margarita, es decir:
(…) un lugar muy empobrecido, muy abandonado, no era espacio como para niños, no estaba habilitado para recibir niños el espacio. ¿Cómo te describo el espacio? Te podría decir que… como un regimiento, una cosa así, si lo podría explicar mejor, en el sentido de un gran comedor, con camas apiladas por todos lados, con un patio que parecía como cárcel… (…) no había ningún lugar así como grato que te podría representar un lugar acogedor… como para recibir a niños, menos a niños vulnerables.
(Margarita).
Nunca tuvieron mucho acceso a las oficinas, así que todo lo importante parece haber ocurrido en los pasillos y en los patios. “Las dos conversaciones más grandes que tengo con mi mamá, son en este lugar” (Carolina). Hogar que parece cárcel, rejas, puertas con llave, murallas altas, alambres de púa, mallas de alambre, guardias, a veces ni al colegio se podía salir.
Atlántida heredó, en algunos casos[1], la infraestructura de la beneficencia pública -también la culpa y el modo absurdo en el que la sociedad se desentiende de los niños-, por ello, algunas residencias estaban enclavadas en grandes terrenos, parcelas, quintas, potreros, con árboles frutales, huertos, animales, bosque, piscina, plazas con o sin juegos. En algunos hasta el colegio estaba dentro. Estas casonas antiguas, alguna vez donadas o adquiridas tras la ruina de algún aristócrata, eran “como palacios más menos”- nos dicen- “con escaleras de mármol y un piano cerca del hall”. Casas que existían desde antes, desde antes de los niños perdidos, aunque de esos parece que hubo siempre, aunque no siempre el Estado los ubicase como SU problema; o bien, como SU problema en la seguridad pública de los ciudadanos adultos y productivos; o bien, como SU problema de seguridad pública cuya solución era el encierro; o bien, como SU problema de seguridad pública cuya solución puede ser un negocio para alguien.
Eso, eso fue lo que pasó después.
Misericordia esquina providencia.
Las casas de la misericordia son un proyecto medieval de las iglesias y bajo ese título se crearon instituciones de beneficencia en todas partes del mundo. La primera que se funda en Chile con la misión de ayudar a los huérfanos es la de la providencia, el 8 de diciembre de 1853 en Santiago.
Misericordia es una palabra compuesta de dos términos: "misereor", que significa "tener lástima o compasión", y "cor", que se traduce como "corazón". Por lo tanto, literalmente, la palabra "misericordia" significa "tener compasión en el corazón". Providencia, en cambio, se trata de una palabra latina formada por el prefijo "pro", que significa "antes" o "por adelantado", y el verbo "videre", que significa "ver".
En un sentido más amplio, la providencia reconoce una fuerza superior, divina, que provee lo necesario para que el plan que tiene para cada uno de sus hijos se cumpla, ve desde antes su destino y conoce su fuerza y también su debilidad de ahí que “proveer lo necesario” aunque no siempre sea lo deseado. Hay una clara alusión a lo incognoscible en esta idea, aquello que escapa a la razón y ello también está presente en la idea de misericordia.
Providencia y misericordia describen un tipo de lazo entre sujetos y entre sujetos e instituciones, un lazo en el que la terceridad está presente. No se trata de algo proveniente de la razón cognitivista, la misericordia no responde a la razón instrumental sino que a un exceso inexplicable. Como bien dice Anna Arendt "La misericordia es la capacidad de pensar en términos de algo que trasciende la ley y el bien y el mal (Arendt, 1963, p. 324). Es el acto por excelencia que se ejerce hacia el otro que es más débil que uno mismo (Arendt, 2007, p. 163) en el cual se ubicaría el “núcleo de lo humano" (Benjamín, 2012, p. 455) del que se desprendería -según Bloch- una fuerza liberadora y revolucionaria que puede transformar el mundo (Bloch, E., 1986, p. 78).
¿Dónde está la misericordia y la providencia?
¿Está aquí? ¿Estuvo aquí?
Niño y Patria (Santiago y Punta Arenas)
Galvarino (Santiago)
Aldea María Reina (Santiago)
Familia de Acogida ADRA (Santiago)
CTD - CREAD Playa Ancha (Valparaíso)
Aldea Mis Hermanos (Santiago)
Ciudad del Niño (Santiago)
Fundación Mi Casa (Santiago y Valdivia)
Casa Nacional Del Niño
Protectora de la Infancia (Santiago)
Fundación Miguel Magone
Fundación Mi Casa - San Roque (Valparaíso)
Casa de Menores de Valparaíso (Valparaíso)
Patronato de la Infancia (Valparaíso)
Hogar San Francisco de Regis (Santiago)
CECOF - COD Pudahuel- (Santiago)
Hogar San Francisco (Santiago)
Refugio de Cristo (Quilpué)
Comisaría de Menores (Santiago)
Sección Femenina (Santa Rosa / Santiago)
Hogar Santiago (Santiago)
Hogar del Niño (Santiago)
Divina Providencia (San Vicente de Paul)
Hogar San Patricio (Limache)
Teresa Cortés Brown (Viña del Mar)
CEMA Chile (Santiago)
Hogar de Menores Quillaytun (Los Álamos, VIII Región)
Hogar y Liceo agrícola Suizo La Providencia (Traiguén, IX Región)
Hogar Nuestra Señora de la Paz (Santiago)
Cárcel de menores - COF (Santiago)
FIN Formación Integral del Niño (Santiago)
Casa de acogida Esperanza (Santiago)
Hogar Redes Hermanas Misioneras de Jesús (Coquimbo)
Hogar de Menores la Pampilla (Vallenar)
Hogar NN (Loncoche)
¿Serán los niños huérfanos o vulnerados los únicos sujetos cuya sobrevivencia impondrá a los estados la obligación de preocuparse por los no productivos?
A la mayoría de la gente no le interesa esta parte del problema. Quieren leer la denuncia, el material escabroso, quieren saber lo que le pasó a cada uno y cuando y quién y cómo les hizo esto o aquello.
A nadie parece llamarle la atención lo que dice de una sociedad el que Atlántida exista, o que deje de existir, aun cuando es, al menos para los chilenos, el único lugar donde habita la misericordia y la providencia. A nadie parece llamarle la atención que el Estado tenga un único vínculo con los niños de la sociedad: sostener Atlántida, reformar Atlántida, disolver Atlántida.
Pasaporte a Atlántida.
¿Y cómo se transita entre estos paisajes, espacios y lugares? Arbitrariamente. Casi ninguno de los niños perdidos estuvo en una sola residencia. Casi ninguno sabe las razones reales del traslado entre una y otra. ¿Política de la Institución? ¿Sobrecupo? ¿Talento? ¿Perfil? ¿Peligrosidad? ¿No se la pudieron con ellos? Al final, eran nómades y vincularse era difícil.
De hecho hasta los vínculos que uno puede ir generando con los otros niños o con los adultos, también pueden ir desapareciendo, por el tema de la rotación o porque a los otros niños los van cambiando de residencia o uno mismo lo cambian. Entonces todo es bien fugaz, todo va y viene. (Bryan).
Tener algo también es difícil en ese transitar. Muchos no tienen prácticamente nada material de ese tiempo: ni una carta, ni un dibujo, ni un papel de dulce atesorado. Se movieron tanto que el carácter inherente de coleccionista benjaminiano lo perdieron, se quedó en el camino, como miguitas de pan que se comieron los pájaros; quizás porque tampoco había mucho donde volver. Esa es la verdad. A veces es mejor que te pierdan el rastro.
A veces te llevan no más, sin tiempo de adaptación alguno, sin anticipación tampoco.
A veces el traslado es paulatino, como de un tiempo de prueba.
A veces como medida de castigo, para librarse de ellos o porque no hacían caso.
A veces era necesario “entregarse” voluntariamente e ir a los pacos para ser reingresada.
A veces, en esos traslados se iba con lo puesto y esa misma tenida debía ser devuelta al llegar.
A veces ese traslado era esperado; la que tenía buena conducta era trasladada, se buscaba una vacante en otra institución. Antes incluso la sigla misma lo decía CTD: “Centro de Tránsito y Diagnóstico”, donde a veces podían pasar incluso un par de años.
A veces dentro de la misma institución, pero a otras casas: porque los tránsitos y cambios eran no solo entre residencias, sino que también entre casas dentro de una misma residencia, como de la Casa Maribel a la Casa Macarena; o el paso de pequeños a medianos y a grandes que a veces eran pabellones/pisos de un mismo edificio, o incluso a veces era otra casa diferente en una misma ciudad, en una ciudad en la que vivían los niñas y niños perdidos de Peter Pan.
Yo creo que fui el que pasé por más hogares, porque pasé por el Tucapel, Gianolli, Jorge Giles, Perú, Colombia, Canadá, México, Ecuador, Paraguay. Pasé por casi todos los hogares de hombres.(Ricardo).
[1] Por no decir todos los hogares que no eran administrados directamente por el Estado -como los COD, CECOF, CTD, CREAD, Cárceles de Menores-, sino que pertenecían a fundaciones y/o entidades privadas, relacionadas generalmente a instituciones eclesiásticas o de las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública como Carabineros.