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Foto del escritorPierre Parlant

Au fil du temps - Esculturas de Sylvia Velasco Oiticica

Si el arte es ante todo un asunto de acciones a cumplir, de gestos a llevar a cabo, es sin duda porque también es, y tal vez sobretodo, una de las ocasiones valiosas e insustituibles de pensar con las manos. Se puede entonces considerar cada obra, cualquiera que sea y bajo un cierto aspecto, como el archivo de la serie de operaciones de los verbos de acción que la acompañaron. Y al mismo tiempo, de la serie a menudo desordenada de pensamientos, siempre tan disparatados y aleatorios cuanto decisivos — deseos, necesidades, cálculos y ensueños — a los cuales finalmente la obra, vía la mano, debe lo esencial de su aspecto plástico.


Tratándose de la mano de Sylvia Velasco Oiticica, la cosa es de tal manera evidente que impresiona de inmediato. Ante el conjunto de sus esculturas, tan singulares, tan hirsutas y vehementes, a veces contenidas y regladas, uno empieza a imaginar lo que habrán implicado, cada una en su orden y cada una en el momento oportuno, las acciones específicas de tensar, anudar, atar, rodar, enrollar, estirar, torcer, envolver, prolongar o aun, otras acciones más concertadas, como las de asociar, airear, descartar o densificar.


Lo que llama la atención es que cada escultura muestra no solo una forma volumétrica compleja y refinada si no que a su vez deliberadamente expone su causa material, cuyo hilo de color es a un tiempo el elemento crucial y el vector de estas acciones.


Aquí, uno se pregunta, ¿a qué tipo de pensamiento habrán sido asociadas estas acciones? ¿Qué ha investido a la mano ? Al mirar las esculturas, obtendremos tal vez un atisbo de respuesta. Veremos que más allá de la elaboración de volúmenes, más allá de la disposición espacial única que los determina, lo que realmente parecen presentarnos es una figuración del tiempo. O mejor dicho — porque el tiempo mismo, condición de la figuración, es precisamente lo que se escapa —una manifestación de lo que la prueba del tiempo nos permite imaginar.


Entonces, parece que cada una de estas esculturas es a la vez el testimonio local y trémulo de una aventura duradera, —de esa paciencia infinita que habrá tenido que ser desplegada para dar al hilo la forma de un pensamiento— y el intento repetido, si no de capturar, al menos sí de conservar “un poco de tiempo en estado puro”.


Pierre Parlant

Filósofo, poeta, académico y traductor. Fundador en 1997 de la revista literaria Hiems. Entre sus trabajos y obras se encuentran Courtes habitudes, Nietzsche à Nice (2014), Exposer l’inobservable (2014) , Ciel déposé (2015) y Une cause dansée (2021).





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