Sobre la obra Tamizar, de Anamaría Briede
Las obras de Anamaría Briede Westermeyer (Valparaíso, 1971) son viajes humanos de tacto, vuelo poético y flujos del inconsciente tan laboriosos y concretos como diseñar una casa en un papel o buscar la falla de un motor sin manuales. Surgen de tocar, dejarse llevar por el ojo y la mano, trazar, demarcar, señalar, glosar, diagramar, descartar, desplazar, sobreponer, velar y enfatizar formas, letras, palabras y movimientos con pensamientos libres, nunca mecánicos, aunque se hagan con máquinas, de escribir o fotocopiar por ejemplo.
Las obras de Briede surgen de una relación única, mágica o magistral, entre la voz, la mano y la obra. Sus dedos a la vez pintan, dibujan, copian, superponen, desplazan y escriben. Lo hacen de manera rigurosa y pulcra, siempre con varios enfoques posibles, visuales y poéticos, pero están cruzados por lo sensorial, y funcionan muchas veces como activación, a veces efímera, de formatos precarios, leves, imprevistos, inimaginables con lógicas de espectáculo o de consumo inmediato.
Sus materiales de trabajo son tan delicados y fundamentales como el agua, la tinta y las tinturas, la piedra, la materia y fibra vegetal, la sombra, la transparencia y la luz eléctrica. Con ellos la artista hace, diría que siempre, partituras de una voz humana en conexión íntima con los materiales. Con esa voz que es la suya acompaña a su mano y juntas especulan entre lo visible y lo audible en obras donde la experiencia estética tiene que ver con algo onírico que es letrístico y algo filosófico que es botánico e incluso geométrico, pero también es didáctico, confesional, expresionista y abstracto.
Briede opera igual que una pianista que canta, cosa que muchas veces hace literalmente, pero que además replica en forma natural al desarrollar sus acciones de dibujo, pintura o esparcimiento y disposición de materiales volubles sobre papel haciendo visibles ideas e imágenes que se tejen detrás de sus cantos y asoman así diluidos, apenas, como asoma la poca tinta restante de ese ejemplar de Alicia en el País de las Maravillas que Briede coció, estrujó y recicló para hacer el papel con que dio vida a una de las series de obras que forman parte de esta muestra Tamizar. De esa misma manera la voz de la artista se esparce y asoma apenas entre las hojas que dibuja, pinta o cubre; y por eso las obras de Briede pueden leerse, en cierto modo, como formas de notación, como partituras. Si uno se detuviera el tiempo suficiente a observarlas, podrían escucharse.
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Este artículo de Martín Gubbins es una versión editada del texto de sala que escribió como curador de la exposición de Anamaría Briede titulada "Tamizar. Ejercicio partitural editorial", realizada en Sala Departamento Jota en Santiago del 6 al 20 de abril de 2023.