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There is no accident

Foto del escritor: Mauricio OstornolMauricio Ostornol


Jackson Pollock entendía la pintura como un acto de energía pura. No buscaba representar la realidad, sino liberarla a través de gestos fluidos, capas superpuestas y trazos que oscilaban entre la creación y la destrucción. Cada gota de pintura era una decisión momentánea, pero nunca accidental.


En esta serie, el mar sigue la misma lógica. No es solo un elemento natural, sino un agente pictórico autónomo que dibuja, fragmenta y dispchroersa sus formas en patrones caóticos pero estructurados. Cada imagen captura un instante irrepetible en el que el azar y la intención coexisten: el agua fluye libremente, pero la mirada del fotógrafo encuentra su ritmo, su estructura, su gesto pictórico.


Si Pollock trabajaba con la fluidez del esmalte y la gravedad, el mar lo hace con la turbulencia, la tensión superficial y la evaporación. A nivel físico, las imágenes reflejan procesos de dinámica de fluidos que explican la aparente aleatoriedad del agua en movimiento. La espuma y las olas generan patrones propios de la inestabilidad de Kelvin-Helmholtz, donde la diferencia de velocidad entre capas de agua y aire forma ondas y filamentos irregulares. Las gotas suspendidas en el aire responden a la ruptura de flujos líquidos, fenómeno en el que la tensión superficial y la aerodinámica determinan la forma en que el agua se fragmenta. Además, la interacción entre el agua y la atmósfera crea remolinos y vórtices caóticos, cuyos rastros quedan atrapados en cada encuadre.


"There Is No Accident" nos invita a ver el mar como un espacio donde el movimiento crea formas en constante transformación. Como en la pintura de acción, el equilibrio entre el orden y el caos define cada imagen, revelando la fuerza espontánea del agua y la manera en que el fotógrafo la captura en su punto exacto de expresión.

 

 





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