Trabajar
Lema de los "vivos" del hampa: "los weones trabajan". Por esto los vecinos de las poblaciones que trabajan, son tiránicos con los delincuentes: "Puta que les tengo bronca a estos chuchadesumadre", lo he escuchado cientos de veces. Matarlos a todos dicen. Los progresistas más cuicos, iluminados por la siempre comprensiva racionalidad, intentan explicar la delincuencia sociológicamente mientras degustan una cerveza artesanal, llegando a cuotas de ternura sorprendentes. Esto es fácil de explicar. Nunca han padecido en su cara, la burla que el delincuente le hace constantemente al obrero de la pobla: "los weones trabajan". Este fenómeno lo ha captado con maestría el cine mafioso.
En la película Heat de Michael Mann , a la banda que va a asaltar un banco le falta un chofer, van a buscar a un negro que recién había salido de la cárcel, este para rehabilitarse ante la sociedad trabajaba como cocinero en una comida rápida, su jefe lo gritoneaba como a un niño. Recibe la oferta de estos caballeros elegantes (los vivos que no trabajan), ve la horrible cocina donde tiene que estar más de 10 horas. El jefe lo grita, será la última vez. Le saca la cresta. Acepta la oferta.
En Scarface la escena es similar, Al Pacino, cubano exiliado, antes de convertirse en el zar de la cocaína de Miami, trabaja con un amigo en un carrito de Hot Dog. Nuevamente la humillación de un jefe ignorante. Viene la oferta de traficar. Nuevamente a la cresta el jefe. En los Buenos muchachos, Scorsese idealiza a estos vivos que no trabajan, los muestra como aristócratas, los burgueses les tienen miedo, no hacen filas en los restaurantes. Son importantes siempre y cuando no trabajen. Si trabajan se convierten automáticamente en weones.
Y de aquí viene la rabia de los autodenominados "trabajadores honrados" de la población. Han escuchado toda su vida por parte de los delincuentes que son weones. Quizás sea verdad.